martes, 28 de febrero de 2012

La caja voladora en Guadalupe el Zapote








Maestra de la escuela practicando canto con mamás

Papá en equipo con alumnas

Presidente de padres de familia practicando modulación de voz


Papás y alumnos escuchan a Mario Iván Martínez

Un gesto dice más que mil palabras

¿Qué dice esta mirada?






Lectura y padres de familia

La escuela debe promover la participación de los padres en la lectura. Sin ellos, todo intento tendrá poco impacto en la formación de lectores. Por ello, la caja voladora modificó su estrategia. Ahora enfoca la atención en alumnos, docentes y padres de familia. Tres elementos que, sin duda, pueden revolucionar las prácticas lectoras en las aulas.

Cuando menciono que debemos involucrar a los padres, me refiero a que se debe promover actividades donde convivan alumnos, padres de familia y libros. De esa manera, pienso, los papás conocen sobre las múltiples formas en cómo puede presentarse un texto, a la vez que este, el libro, puede ser un motivo que permite a los papás convivir con sus hijos en las escuelas.

Un texto permite que alumnos y papás se vean implicados en un ambiente que, si para los primeros es común, para los segundos resulta extraño. Y más si se trata de participar, pues esto provoca que los padres muestren otra faceta de sus progenitores, y estos, a la vez, exploren otras fases de sí mismos.

La lectura en voz alta despierta emociones y sentimientos. Nos vuelve cómplices de la historia, además de que despierta el interés en el texto que se lee. Hacer esto con alumnos y padres de familia es hacerlos cómplices de una tarea que nos compete a todos: formar lectores.

En esta ocasión, después de un receso, la caja voladora voló a Guadalupe el Zapote para realizar actividades de lectura en voz alta con papás y alumnos. La comunidad, pequeña, limpia, casitas de tablas con láminas de cinc, se ubica en un llano donde el viento sopla con fuerza. En ese lugar sólo existe una calle asfaltada, las demás son de terracería.

Los papás, personas sencillas que se dedican al campo, nos esperaban bajo la sombra de frondosos cedros. Antes de iniciar les expliqué el motivo de nuestra visita (iba acompañado de la maestra Hisolda Ramos Palacios). Después iniciamos.

Hicimos ejercicios de vocalización. Inhalamos aire, luego exhalamos despacio, como susurrando un ¡shhhhhhhh! Después intentamos con la “a”, luego con la “u”. Lo anterior consiste en almacenar el aire en “la pancita” y expulsarla poco a poco. Los ejercicios van encaminados a utilizar ese aire para hablar y modular la voz.

Terminado esta etapa, nos fuimos a cantar. El piojo y la pulga. Una canción linda y curiosa. Lo hicimos en equipo de papás, mamás, papás-alumnos, mamás-alumnos. Funcionó. Un equipo hizo el coro. Esto agradó, pues todos rieron y se relajaron. Después practicamos trabalenguas. Padres y alumnos hicieron su mejor esfuerzo. Después narré un cuento de terror titulado “Lilimbaquet”, tomado del libro Cuentos Chiapanecos de terror urbano, y del auto R.J. Fuentes que el amigo Ramón Martínez Mancillas, jefe de oficina de fomento a la lectura de la dirección de bibliotecas públicas de CONECULTA en Chiapas me proporcionó, y a quien, desde este espacio, aprovecho para agradecer su dedicación en promover esta actividad.

Todos estuvieron atentos, callados, en espera de cada frase. Papás e hijos hacían gestos que indicaban suspenso, y cuando en algún momento reí a carcajadas imitando al ente maligno, muchos gritaron asustados.

Al finalizar mi relato, los papás se soltaron contando historias similares. Hablaron de un perro negro, grande y ojos como lumbres que despedaza a los animales por las noches. Otros hablaron del Sombrerón y el encuentro con algunas personas de la comunidad. En fin, en esta parte, los niños oyeron otras historias que corresponden a la oralidad de la comunidad.

Después de esta actividad les presenté a un cuentacuentos. Ni más ni menos que a Mario Iván Martínez con el cuento “El coyote y la serpiente”. Oír a Mario Iván les encantó a los padres. A los alumnos más. Así que con esta actividad el final se acercaba.

Antes de partir, sugerí se juntaran papás e hijos. Y aquí, con mucho cuidado, compartí una parte de mi vida. Algo triste, si quiere verse así, pues narra la ausencia de mi padre. ¿Qué tiene que ver este episodio con la lectura? Mucho. La lectura ayuda a que nuestro mundo interno se concilie con el mundo exterior. La lectura hace que aquellos sufrimientos trágicos en la que la persona pudiera verse inmerso, resulten un caso más dentro de la historia de la humanidad, además de que gracias a los libros se puede entender nuestra historia personal desde otro enfoque. Padres y madres abrazaron a sus hijos y lloraron. Y allí, de pie, en voz alta, se dijeron lo mucho que se amaban. Todo esto pasaba mientras una música suave se dejaba oír de la grabadora que llevé.

Al final, todos nos abrazamos y reafirmé, otra vez, que la lectura hace a las personas más humanas y nobles, además de bellas. Padres e hijos salieron del salón no sin antes decirme que volviera pronto. Después, la supervisora y yo, partimos.   

4 comentarios:

  1. Muy interesante y loable la labor que realizas, vas sembrando semillas de luz, sabiduría y quizá con el tiempo se cosechen seres humanos con sentido critico...

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    1. Gracias amigo(a) por tus comentarios. Me dan animos a seguir. Pronto estaremos subiendo más reportes de lectura envoz alta. Y espero un día intercambiar puntos de vista. Abrazos.

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  2. ¡Genial! siempre inventas, eres creativo y eso es lo valioso en ti y en lo que haces.

    RITA

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  3. ¡Hola Ornán! Muchisimas felicidades por el trabajo que estás llevando a cabo; involucrar a los padres de familia me parece estupendo y pues las fotos dicen más que mil palabras... eres un lector auténtico y estás logrando el contagio con tu gente. Ojalá algún día podamos trabajar juntos.

    JAOP

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