Paraguas Literario. Una actividad de La caja voladora.
Narración oral.
Narración oral.
Inventado una historia.
Hablo sobre cómo eran mis abuelos.
Les cuento que mi abuelo era quien me leía.
Lectura de la Madre de lucifer.
Presentación del cuento La madre de lucifer.
Lectura de La madre de lucifer.
Lectura de un cuento.
Presentación de los libros.
Alumna revisando un libro.
Cinco minutos de lectura.
Alumnos revisan los libros.
Haciendo el paraguas literario.
Alumnos cuelgan sus frases al paraguas.
Aalumnas cuelgas sus frases.
Alumnas susurrando.
Susurros.
Alumnos susurran a niños de primaria.
Alumnas susurran a niños de primaria.
Alumnos susurran a niños de primaria.
Etv Emilio Estabanell
Docentes. Álvaro Pérez y Susana, su esposa.
Experiencia 2.
Plan de Ayala. Ornán Gómez.
El camino, atestado de hoyos y baches, hizo que el
coche avanzara entre tumbos. Parte de la carretera estaba cubierta por agua y
lodo. Sin embargo, llegar a Plan de Ayala era un objetivo inaplazable.
El verdor de las milpas contrastaba con
la claridad del cielo. Y en las ramas de los arboles cantaban los pájaros. El panorama
era perfecto para meditar o pensar la vida. Sin embargo, pese a ello, empecé a
desesperar. Llevaba hora y media manejando, y por más que intenté superar los
veinte kilómetros por hora, las piedras y los baches lo impidieron. En fin. Hay
que sobreponer la paciencia, me dije para no desistir de mi objetivo: compartir
lecturas.
Plan de Ayala era la segunda comunidad
que visitaba con mi Caja voladora. En
ella llevaba libros, discos, una grabadora, cámaras fotográficas, cuadernos,
colores, marcadores, hojas blancas y de colores, paraguas, plumones, una sabana
y cuerda. Allí, en esa localidad, se ubica la Telesecundaria Emilio
Rabasa Estebanell y era su turno con los libros.
Después de mi visita a Francisco Villa, los nervios aminoraron. Ahora estaba
ansioso por conocer a los jóvenes de esa escuela.
Al salir de una curva, la vi. Plan de
Ayala es una comunidad pequeña. Las casas, dispersas, son la mayoría de tablas
y láminas de cinc. Se ubica sobre una ladera desde donde se observa serranías
impresionantes. Allí, las nubes se ven más bajas de lo normal.
Para llegar a la escuela seguí una calle
atestada de piedras. La Telesecundaria es una casita rectangular dividida en
dos cuartos que la hacen de salón y donde se atiende a tres grados. En ella trabajan
dos profesores: Álvaro y Susana, esposos. Él es alto, moreno y alegre. Ella,
chaparrita, seria y buena persona.
Cuando llegué, los dos trabajaban en
sus grupos. Después del saludo, nos reunimos bajo la sombra de un frondoso
árbol, y allí expliqué los criterios que determinan la estrategia once mas
cinco, plan elaborado por el Programa Nacional de Lectura con miras a formar
lectores y escritores en las escuelas del país. También abordamos la
importancia de constituir el comité de lecturas con la participación de alumnos,
padres de familia y docentes. Todo lo anterior para involucrar a los papás a la
lectura de libros.
Después de explicar estos asuntos, comenté
la forma de trabajo con los jóvenes. El tema central era la lectura en voz alta. Empezaría, les
dije, con una actividad de respiración, apoyándome con música zen. Después
leería un cuento. Luego la presentación de mi caja voladora. Después ellos me
apoyarían con una lectura compartida. Aceptaron de buena gana. Por último haremos
un paraguas literario, les dije. Esto último consiste en que cada alumno escoja
un libro, lo revise en busca de una frase que le agrade. Después, en unas
tarjetitas que yo reparto, ellos escriben su frase, y la cuelgan, amarrados por
estambre y un clip, en el paraguas. De esa forma la sombrilla queda adornada
con muchas tarjetitas de colores y con diferentes frases. Después nosotros, los
docentes, con papel estraza, elaboramos unos tubos alargados y que sirve para
que los jóvenes susurren, a través de ellos, la lectura de su frase.
Explicado la forma de trabajo, empezamos
con los tres grados. Al principio los jóvenes me miraron con desconfianza; sin
embargo, después de hacer algunas bromas y contarles una historia, se animaron,
e iniciamos. Con la música se relajaron. Después leí La madre de Lucifer. En esta actividad todos nos sentamos sobre el
piso. Yo leía y Álvaro, el docente, hacía fotografías. Después presenté mi caja
voladora y cada uno tomó un libro. Luego les pedí explicaran el motivo por el
cual tomaron dicho texto. Terminada la actividad, los docentes participaron con
un cuento. Esta actividad provocó risas. Por último, antes de terminar,
realizamos el paraguas literario. Cada alumno buscó una frase de su agrado y lo
escribió en una tarjetita que luego colgó de la sombrilla. Mientras ellos
hacían esto, los docentes realizamos, con papel estraza, los tubos que nos
servirían para susurrar las lecturas. El resultado fue alentador. Todos
susurraron.
Antes de partir, los niños me regalaron
unos escritos donde me invitaban a volver. Y traer más actividades. Con gusto
volveré, les dije, después de visitar las 15 escuelas de la zona escolar, y esa
vez, si todo sale bien, con un grupo de teatro, más libros y más lecturas. Y por
supuesto, si la vida me da la oportunidad de hacerlo. Y me despedí.
Simplemente, maravilloso.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar, querida Marín. Abrazos fuertes.
ResponderEliminarMuchas felicidades, qué hermosa labor la que realizan, digna de difundirse.
ResponderEliminarMuchas gracias por el comentario amigo Letras en el aire. Te mando abrazos fuertes.
EliminarMuchas felicidades, qué hermosa labor la que realizan, digna de difundirse.
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