La claridad del día perece ante la negrura de la
noche donde los demonio y ángeles que nos habitan emergen para hacer de las suyas. Los demonios visitan las iglesias y confiesan sus pecados y penas, mientras
que los ángeles, cansados de tanta paz, se embriagan en los antros y piensan en
sexo. En tanto esto pasa, el ser humano agoniza en un sueño que terminará con
los primeros rayos de sol.
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