Poesía con niños, guía para propiciar el encuentro de los niños con la poesía, de Mercedes Calvo

En una escuela, el maestro inicia el tema de poesía explicando términos como rima, metáfora, métrica, metonimia, anáfora, hipérbaton, polifonía, aliteración, sinécdoque, entre otros. Los alumnos, abrumados por ese aplastante discurso inentendible, miran al cielo como suplicando un milagro. Más tarde, cuando el profesor les pida una composición poética usando los términos que explicó, quizá lloren.

¿Qué hacer para ayudarlos? Sugiero al profesor leer Poesía con niños, guía para propiciar el encuentro de los niños con la poesía de Mercedes Calvo, editado por el Programa Nacional de Salas de Lectura en la colección Alas y Raíces. Allí se plantean actividades lúdicas que pueden practicarse dentro y fuera de la escuela, en la familia, con los amigos, y que permitirán al profesor o promotor de lectura conocer diversas formas de promover la lectura de poesía con los pequeños. La autora destaca juegos con rimas, de palabras, con música, y libros. En cada uno de los juegos, los pequeños ejercitan el tacto, la vista, el oído, el olfato y el gusto. El planteamiento, sugiere Mercedes Calvo, es acercarse a la poesía con actividades que permitan a los niños descubrir los significados de las palabras a partir del juego.

Algún niño podría preguntar al profesor dónde se esconde la poesía que no se asoma ni por casualidad al salón de clases. La respuesta implica diferenciar poema de poesía. Mercedes Calvo dice: “…puede existir poesía sin poema y también, lamentablemente, poema sin poesía”. En otras palabras, la poesía está en las flores, los arroyos, las piedras, las montañas, las calles sucias de las ciudades, la escuela, en el llanto o risa del niño, en el juego, en el cuerpo. En cambio, el poema es la composición literaria que se ajusta a ciertas reglas. Mientras que la poesía va y viene por el mundo como mariposa entre flores, el poema se esfuerza por atraparlo como un niño que intenta atrapar la libertad de la mariposa. Al diferenciar ambas cosas, el profesor sabrá que el tema que intenta enseñar no es poesía, sino construcción del poema. Si enseñara a poesía, los alumnos deben aprender a observar el mundo.