Las traducciones, cuando son
buenas, ayudan a la historia. Cuando no, la matan. La vuelven confusas. Una
maraña insalvable para el lector. A eso le sumemos lo atractivo de la historia.
Si un relato es bueno, vale la pena traducir. Si no, mejor hacer otra cosa.
Quiero
referirme a Como amigo de Forrest
Gander, nacido en los desiertos de Mojave, editado por Sexto Piso, y traducido
por Pura López Colomé. Inicié a leer, y desde las primeras frases sospeché que algo no funcionaría.
Así que leí más por orgullo, que por interés. No iba a quedarme a mitad de un
libro cuando ya había avanzado un par de páginas, y sobre todo, invertido
tiempo. Dicen que hasta de lo malo se aprende.
El libro,
en esencia, consta de cuatro partes; sin embargo, dos apartados son los
principales (2 y 3). Inicia con una
escena donde una mujer joven está a punto de parir, mientras la madre observa
desde la puerta, y las parteras van y vienen dentro de la habitación. Después
de unos momentos, asoma un niño cabezón y feo entre las piernas de la madre que
maldice. El niño es regalado, y el capítulo se termina.
En la
segunda parte, aparece el niño cabezón del primer apartado convertido en un hombre con pectoral de acero que seduce a cuanta mujer se le pone enfrente. Esta parte es
narrada por Clay, un homosexual no declarado en público, y quien desea bajarle
los pantalones a Les, que así se llama el garañón, para sentarse sobre su pene erecto.
Fuera de exaltar las bellezas físicas, Clay no dice más, y el narrador tampoco
porque no logro imaginar nada de lo que el homosexual reprimido
intenta decirme. Esta parte es la que, al menos para mí, cansa. Es simple,
común y nada atractivo. Un tipo hablando de otro y se acabó. Más allá de las
frases mal planteadas (culpa del autor o traductor da igual), no hay historia
que invite a seguir la lectura. La narración de Clay termina cuando Les se
pega un tiro en la frente porque gracias al homosexual reprimido que, llevado
por los celos y el coraje de no podérselo tirar, revela a Sarah y Cora,
amantes de Les, que las engaña por igual. Y allí, fin de la historia.
En la
tercera parte habla Sarah. Con un lenguaje que intenta ser poético, nos comparte sus recuerdos de Les. Inicia el apartado con la frase: “El primer
hombre quien se la mamé. Sabías a agua de pozo”. Es el colmo. Intentar conjugar
un lenguaje poético cursi y trillado. No dan ganas de continuar. ¿Será
responsabilidad del autor, o de la traductora? He sabido de excelentes novelas
con traducciones pésimas. Pero aquí, ¿a quién irle? Y aquí sigue el autor a
través de Sarah deificando las cualidades de un hombre
muerto. Más allá no hay nada. Quizá un ligero toque de nostalgia que podría aludir
al lector, pero nada más.
Como amigo
es una novela de buenas intenciones, pero hasta ahí. Como lector, esta obra no
logró atraparme y avivar mi imaginación. No superó mis expectativas de leer
historias que tensen los nervios, y acrecienten la imaginación. Sin embargo, el
que guste leerla, adelante. Mi percepción es una opinión que podría, si alguien
gusta, discutirse. Estoy a la espera.
Acabo de leer este libro y no puedo estar más de acuerdo contigo. Incluso lo releí pensando que me había perdido algo. Ni modo. Me gustó el arranque del libro, pero luego no encontré... nada. Ningún personaje me llegó ni los entendí ni le vi el magnetismo a Les.
ResponderEliminarUn saludo!
Hola. Es una lástima que en este libro no hayamos encontrado una historia excitante. El formato del libro es maravilloso, al menos el que tengo.
ResponderEliminar