lunes, 13 de enero de 2014

Como amigo de Forrest Gander

Las traducciones, cuando son buenas, ayudan a la historia. Cuando no, la matan. La vuelven confusas. Una maraña insalvable para el lector. A eso le sumemos lo atractivo de la historia. Si un relato es bueno, vale la pena traducir. Si no, mejor hacer otra cosa.

Quiero referirme a Como amigo de Forrest Gander, nacido en los desiertos de Mojave, editado por Sexto Piso, y traducido por Pura López Colomé. Inicié a leer, y desde las primeras frases sospeché que algo no funcionaría. Así que leí más por orgullo, que por interés. No iba a quedarme a mitad de un libro cuando ya había avanzado un par de páginas, y sobre todo, invertido tiempo. Dicen que hasta de lo malo se aprende.

El libro, en esencia, consta de cuatro partes; sin embargo, dos apartados son los principales (2 y 3).  Inicia con una escena donde una mujer joven está a punto de parir, mientras la madre observa desde la puerta, y las parteras van y vienen dentro de la habitación. Después de unos momentos, asoma un niño cabezón y feo entre las piernas de la madre que maldice. El niño es regalado, y el capítulo se termina.

En la segunda parte, aparece el niño cabezón del primer apartado convertido en un hombre con pectoral de acero que seduce a cuanta mujer se le pone enfrente. Esta parte es narrada por Clay, un homosexual no declarado en público, y quien desea bajarle los pantalones a Les, que así se llama el garañón, para sentarse sobre su pene erecto. Fuera de exaltar las bellezas físicas, Clay no dice más, y el narrador tampoco porque no logro imaginar nada de lo que el homosexual reprimido intenta decirme. Esta parte es la que, al menos para mí, cansa. Es simple, común y nada atractivo. Un tipo hablando de otro y se acabó. Más allá de las frases mal planteadas (culpa del autor o traductor da igual), no hay historia que invite a seguir la lectura. La narración de Clay termina cuando Les se pega un tiro en la frente porque gracias al homosexual reprimido que, llevado por los celos y el coraje de no podérselo tirar, revela a Sarah y Cora, amantes de Les, que las engaña por igual. Y allí, fin de la historia.

En la tercera parte habla Sarah. Con un lenguaje que intenta ser poético, nos comparte sus recuerdos de Les. Inicia el apartado con la frase: “El primer hombre quien se la mamé. Sabías a agua de pozo”. Es el colmo. Intentar conjugar un lenguaje poético cursi y trillado. No dan ganas de continuar. ¿Será responsabilidad del autor, o de la traductora? He sabido de excelentes novelas con traducciones pésimas. Pero aquí, ¿a quién irle? Y aquí sigue el autor a través de Sarah deificando las cualidades de un hombre muerto. Más allá no hay nada. Quizá un ligero toque de nostalgia que podría aludir al lector, pero nada más.

Como amigo es una novela de buenas intenciones, pero hasta ahí. Como lector, esta obra no logró atraparme y avivar mi imaginación. No superó mis expectativas de leer historias que tensen los nervios, y acrecienten la imaginación. Sin embargo, el que guste leerla, adelante. Mi percepción es una opinión que podría, si alguien gusta, discutirse. Estoy a la espera.


2 comentarios:

  1. Acabo de leer este libro y no puedo estar más de acuerdo contigo. Incluso lo releí pensando que me había perdido algo. Ni modo. Me gustó el arranque del libro, pero luego no encontré... nada. Ningún personaje me llegó ni los entendí ni le vi el magnetismo a Les.

    Un saludo!

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  2. Hola. Es una lástima que en este libro no hayamos encontrado una historia excitante. El formato del libro es maravilloso, al menos el que tengo.

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