lunes, 6 de enero de 2014

Mientras escribo de Stephen King


Leí con agrado Mientras escribo de Stephen King, una obra sencilla y amena. Compré el libro porque, en un café, escuché a un amigo que dijo que Stephen era un escritor digno de no leerse. Otro contraatacó y dijo que el autor estadounidense era una referencia, al menos el libro del que estamos hablando ahora, para todo aquel que desea desarrollar el oficio de escritor. Por último, en la FIL, oí a una escritora referirse a Mientras escribo como una obra que leyó en su niñez. Los tres comentarios determinaron que comprara el libro. Tenía que aclarar mis dudas.

Mientras escribo es la historia de un hombre que se ha dedicado a escribir historias, y a vivir de ellas. El escritor comparte su experiencia en beneficio de quienes se interesen en el oficio de narradores. En las primeras líneas podremos hallar muestras de coraje ante la vida, disciplina, esperanza y dolor. La historia de King no es única y especial. Es una historia como la de cualquier otro niño que vive sin padre, y que en su cabeza almacena un sinfín de historias, y de sueños. ¿Qué hace diferente la historia de King a la de otros niños? La lectura, y el deseo intenso de escribir. ¿Cómo un niño se inicia en la escritura? Escribiendo, leyendo, e imaginando mucho. Creo que lo anterior sirve como requisito en todos, sean o no escritores.

En la primera sección de libro, el lector hallará anécdotas que determinaron a King como escritor. Allí figuran los rechazos que las editoriales hicieran de sus primeros cuentos. O la satisfacción de, luego de mucho insistir, ver publicados sus relatos, además de recibir una paga por ellos. Más adelante narra sus primeros acercamientos a la publicación independiente que hiciera con su hermano, y que resultan experiencias aleccionadoras para todo aquel que desea dedicarse a la escritura. ¿Te imaginas un niño de secundaria haciendo sus primeras incursiones en el tema de imprenta y publicación sin apoyo de algún maestro? Además de lo anterior, King plantea una infinidad de anécdotas que toda persona puede acumular durante la niñez, pero que para un escritor son materiales para que más tarde organice un libro de cuentos, o una novela. 

En la segunda parte del libro, el autor se mete de lleno al tema de la escritura, y las herramientas que el escritor debe conocer. Cuando leí que un narrador debe conocer, como principio de cuentas, el lenguaje, la gramática y los elementos estilísticos, pensé en la escuela: maestros y alumnos. También un docente debe saber de esto, me dije. Además, Stephen hace recomendaciones que pueden ser de gran utilidad. Entre ellos destaca la forma como se organiza de un párrafo, y cómo se construye una oración como principio de una idea más general. Más adelante aborda los adverbios y que son como malezas que pueden afear el jardín si no se eliminan antes. Luego vienen las acciones, los diálogos y las descripciones. A cada aspecto, Stephen King tiene una sugerencia que puede ser de bastante utilidad. ¿Cómo hacer diálogos? ¿Para qué sirven? ¿Qué voz utilizar en la narración? ¿La pasiva, o la activa? ¿Qué hace a un personaje inverosímil con la historia? La clave está en la conjugación bien equilibrada de los diálogos, las acciones y las descripciones.

Más adelante, King dedica una páginas a la corrección. En ellas pareciera decir: escribe de una sentada lo que tengas que decir, y luego déjalo descansar. Después de unas semanas lo retomas, y empiezas el proceso de limpieza. Corregir qué, podría ser la pregunta. En primera todo aquello que tenga que ver con la gramática y el lenguaje. Después el estilo, el dibujo de los personajes, las acciones que estos realizan, la descripción del espacio y de los protagonistas. Por último, el redondeo de la historia misma. Que nada se quede sin decir, pero tampoco que se diga de más. Todo debe estar equilibrado.

¿Acaso estas sugerencias sólo son para escritores? No. El libro puede ser leído por un lector cualquiera: profesor, empleado de banco, oficinista, estibador, entre otros, y seguro que después de su lectura tendrá más cuidado en la redacción de sus propios textos, pero sobre todo, abordará sus próximas lecturas con otros ojos.


Por último, ¿qué se necesita para escribir? Se requiere, dice el autor, de tiempo, un lugarcito alejado del bullicio, y una esposa a la que ames y te ame.

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