domingo, 19 de julio de 2015

Cuando el viento llora




El viento es un loquillo que adopta diferentes personalidades. A veces es como un anciano que camina despacio, apenas tocando el piso. Se mueve lento, como acariciando las cosas. Va y viene por donde le place, como si inspeccionara que todo esté en su lugar. A veces se porta como un niño grosero. Es cuando se vuelve como un caballo encabritado que da coces y saltos por doquier. Es cuando sacude las ramas de los árboles sin misericordia. A veces las rompe. Furioso golpea las láminas de las casas. Remueve el polvo de los caminos. Forma remolinos que destruyen cosechas. A veces se acompaña con lluvia y truenos.

Cualquiera que preste oídos al viento descubrirá mensajes bellísimos. Por ejemplo, cuando el viento está de buenas, uno puede sentirlo recorriendo nuestra humanidad. Nos despeina con caricias, mientras envuelve nuestra piel como si intentará comunicarnos su cariño. Se acerca al oído y canta una canción de luz, armonía y paz. Cuenta que en los primeros tiempos sólo había oscuridad y viento. Entre ellos mediaba la calma que era un estado de quietud, de encuentro con uno mismo. El viento dice que la noche, con luna o sin ella, es como una abuela que adormece al nieto con dulces cantos. Por eso en las noches se encienden las luciérnagas, se dejan oír los grillos y el viento canta entre los árboles. Cuando el viento ruge y se estrella en los árboles y casas, en realidad está llorando. Sufre porque la vida en el mundo se acaba. Porque la luz en los ojos de los niños empieza a apagarse. Porque la sonrisa esta siendo sustituida por los gritos y la violencia. Porque la inocencia se extingue como la luz de una lámpara en la oscuridad. El llora porque los hombres empiezan a olvidar, de pronto, el amor hacia su prójimo y hacia sí mismo. Porque en el mundo empieza a ser más importante el poder económico que el amor a la vida.


El viento llora y gime en las cuevas, en los árboles, en las ciudades, en los caminos solitarios, porque el mundo, ese mundo hecho por los hombres, se está acabando, y con ello se acaba, también, la vida de los hombres.   

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